Göreme, la vida en cuevas. Por Janine Rodiles
“Dentro de veinte años estarás más decepcionado de las cosas que no hiciste que de las que hiciste. Así que desata amarras y navega alejándote de los puertos conocidos. Aprovecha los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre”. – Mark Twain
Hace quince años vi por primera vez fotografías de Capadocia, su geología excéntrica me atrapó. Pensé que algún día visitaría esta localidad de Turquía, antigua sede del Imperio Hitita (Siglos XVIII y XII a.de C.) y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Este pasado mayo finalmente llegué y digo llegué porque implicó muchísimas horas de un recorrido que hice por tren y autobuses, desde Estambul-Konia-Capadocia.
Cuando arribé a Nevsehir, después de adentrarme en la Anatolia Central, sentí el impacto de la distancia, y del viajar sola. Bajé del camión y no sabía cómo llegar a las peñascos. No duró mucho el desconcierto. Encontré a una bellísima joven turca que me guió. Nos comunicamos en inglés y aunque ella iba a un festival de música, me recomendó ir primero a Göremé. Nos hicimos amigas. Ella también viajaba sola, en esa soledad que está colmada por el gozo del descubrimiento.
Göremé es sólo una de las 7 localidades que en Capacodia tienen estas formaciones geológicas y que albergan ciudades subterráneas, dentro de un complejo histórico, excepcional. Aunque desde el siglo XIX es básicamente un centro turístico internacional, donde algunas parejas vienen incluso a pasar su luna de miel, Capadocia, fue territorio de varios Imperios (Hitita, Persa, Helenístico-Romano) y un centro del Cristianismo original, durante el periodo Bizantino, siendo famosas la Iglesia de Nazar y de Göremé, donde llegaron a vvivir monjes cristianos, cavando dentro de los peñascos y diseñando al interior, pinturas que relataban el nacimiento virginal y la vida de Jesús y sus 12 discípulos.
Más tarde, Capadoccia fue parte del imperio Islámico Selyúcida y hasta le fecha existen Mezquitas donde se hace el lllamado a la oración (El Salat).
Cuando llegué a Capadocia, sentí como si hubiera llegado al Tíbet; estar al otro lado del Universo, es sobrecogedor, te fundes con esta grandeza, dejarte conmover por la Majestuosidad e Infinitud de Dios, es parte central de nuestro viaje. Este lugar es el relato de millones de años actividad geológica y volcánica, habla de civilizaciones que encontraron una forma de vida diferente. Los Capadokianos, se sienten orgullosos de vivir aquí, muchos nativos han convertido sus casas en hoteles debido a las olas crecientes de turistas que desde los 60´s han llegado.
Desde un punto de vista, las 9576 hectáreas de paisajes lunares esculpidos por una erosión de 60 millones de años, podría considerarse inhabitables, pero la historia de Capadocia ha sido otra: sus habitantes a lo largo de los siglos lo han encontrado excepcional. Y lo es. Gracias!